domingo, 3 de abril de 2016

PORQUÉ EL DIARIO LA NACIÓN ATACA A LA IZQUIERDA


Los dueños de La Nación no han escarmentado con la repulsa que provocó, en especial entre sus trabajadores de prensa y sus columnistas más destacados, un reciente editorial del diario que reclamaba el dictado de una amnistía por los crímenes cometidos por la dictadura militar, retomando un proyecto militar-justicialista del año 1983. Recientemente (31/3), otro editorial la emprende, esta vez, contra lo que llama “la izquierda retrógrada” por las manifestaciones de repudio de ella a la llegada de Obama a Argentina. Tenemos así a uno de los medios de prensa que apoyó a todas las dictaduras militares desde 1955, incluida por supuesto la dictadura genocida, dando lecciones de democracia a la única corriente política que las combatió sin desfallecimientos, o sea a través de varias generaciones.
Dos décadas y varias dictaduras
La finalidad declarada del editorial es celebrar lo que llama “la gran oportunidad” que ofrecería el gobierno de Macri y su asociación política con Estados Unidos. Arranca minimizando el alcance popular que tuvo el repudio a la gestión de Obama en Argentina, pues ni siquiera menciona a la marcha gigantesca del 24 de Marzo, que reunió aproximadamente a cien mil personas. Una de las consignas más representativas de la manifestación la constituyó el rechazo al acuerdo usurario con los fondos buitres y a Obama. El editorial esquiva, sin responder, el aserto de que Obama sería “el rostro humano del estado imperialista” y pasa a reivindicar la dimensión universal de la democracia estadounidense. Con este movimiento de cintura evita abordar la responsabilidad del imperialismo yanqui en la instalación de siete dictaduras militares en América del Sur desde 1964 hasta 1989, y en la responsabilidad no menor en la instalación de democracias sucesorias que aceptaron la continuidad de las normas legales creadas por esas dictaduras; de los compromisos internacionales (en especial el reconocimiento de deudas externas contraídas por autoridades no electas); y del aparato del estado, incluido el poder judicial que había refrendado la anulación de la Constitución Nacional y todas arbitrariedades y crímenes de los gobiernos militares. El ilustrado editorialista evita, ni qué decirlo, las innumerables intervenciones militares de EEUU en América Latina; el despojo de una nación entera, Puerto Rico, y hasta la cooperación política-militar decisiva de EEUU con Gran Bretaña en la guerra de Malvinas. Estos atropellos fueron ejecutadas por un arco de gobiernos que cubre toda la gama de expresiones faciales: el más humano de todos, F.D Roosevelt tuvo a su cargo la instalación de la sangrienta dictadura de Somoza en Nicaragua, con el singular argumento de que Somoza era “our son of the bitch”. Cuando hoy un juez de distrito de Nueva York puede imponer un embargo general contra Argentina, en todas las jurisdicciones ajenas a EEUU, para respaldar el reclamo de fondos buitres, ¿de dónde podría sacar La Nación el argumento de que esta relación semi-colonial ha sido superada? Tan lejos de semejante exabrupto se encuentra la realidad, que la finalidad principal de la llegada de Obama - como antes la de Hollande y Renzi -ha sido respaldar la decisión de todo el arco político oficial del país (incluida la mayoría del FpV) de pagar a esos usureros y extorsionadores. Por una colocación de deuda de u$s20 mil millones, principalmente en bancos norteamericanos, cualquier mandatario es capaz de pintarse un “rostro humano”.
Abraham Lincoln y el general Mitre
La Nación despliega, es cierto, argumentos más sofisticados en su editorial. Con discapacidad absoluta para encontrar un rastro de democracia en el país en que integra su clase dominante, el editorialista desafía a la izquierda a que señale una democracia más desarrollada que la de EEUU -que preside Obama. Admitimos que aquí tenemos que tirar la toalla - pero con varias salvedades. Estados Unidos alcanzó ese estatus histórico con métodos propios de la “izquierda retrógrada”, no con los del editorialista. EEUU alcanzó su desarrollo democrático como consecuencia de la guerra revolucionaria que el norte del país, la clase obrera y los negros de todo su territorio desataron con feroz impiedad contra los esclavistas del sur y el imperialismo británico. Un film de Tarantino ilustra la profundidad de ese antagonismo social. La I Internacional y Carlos Marx intercambiaron cartas de apoyo con el presidente Abraham Lincoln. Como herederos de esa tradición, los izquierdistas del Partido Obrero tenemos mayores derechos adquiridos que La Nación. ¿O no fue acaso por esa misma época que la Triple Alianza sudamericana, la primera triple A, constituida por Argentina, Brasil y Uruguay, emprendieron también una guerra, pero de características históricas inversas, contrarrevolucionaria, para aniquilar la independencia de Paraguay (y al país mismo), echándole el candado a cualquier posibilidad a América del Sur de iniciar un desarrollo similar al de América del Norte? Bartolomé Mitre fue el anti-Lincoln.
Police State
Han pasado, sin embargo, 150 años de la guerra de secesión. De acuerdo a un recordado editorial de The Wall Street Journal, que investigó la duración en el cargo de los senadores norteamericanos, el régimen político de EEUU no es una democracia sino una oligarquía; la financiación de la campaña electoral en curso será de ¡u$s mil millones! Mientras Lincoln se había opuesto, en 1848, a la conquista de México, en la actualidad EEUU tiene miles de bases militares “all over the world”; invade países como si fuera turismo; tiene centros clandestinos de torturas en numerosos países; y ha creado en Guantánamo un régimen penal de excepción, ¡avalado por la Corte Suprema!, pues puede violar todas las leyes norteamericanas y también el debido proceso. EEUU tiene la mayor población carcelaria del mundo por habitante, lo cual es una confesión de delito cuando ocurre en el país más rico del mundo. La mayoría de esa población es negra - demostrando que la emancipación de los negros necesitará una segunda revolución. La policía estatal está militarizada, posee armas de guerra y sigue protocolos de ejército ocupante. El gatillo fácil contra los jóvenes goza de mayor impunidad que en Argentina - lo que, admisiblemente, no es poco. La democracia norteamericana reúne las principales características de un Estado policial.
Carter y Martínez de Hoz
Nosotros, la izquierda y el PO, conocemos muy bien el cambio que introdujeron los enviados del gobierno de Carter a Argentina, a partir de 1977. En la lucha por rescatar a compañeros secuestrados, hemos recurrido a diversos medios: desde la amenaza de la FUA de Francia, por ejemplo, de ocupar la embajada argentina si la dictadura no liberaba a Pablo Rieznik, hasta gestiones ante Patricia Derian. ¿Pero qué pincha La Nación en todo esto? El giro de Carter fue parte de una presión para que la dictadura, las cerealeras y la burguesía agropecuaria dejara de vender trigo a la URSS y se sumara al boicot por la invasión de Rusia a Afganistán. Es decir que la clase dominante criolla, con Martínez de Hoz ‘en tëte’, era pro-rusa y anti-Carter. ¿O no es bueno recordar este antecedente ahora que la mujer de Obama le hace mimos a la de Macri, porque su marido pretende esmerilar la penetración económica de China? La Nación no puede reivindicar las gestiones de Carter: en la época, fue su adversario político. ‘Voilá’.
“Cuidemos a Macri”
En Argentina, como en todos lados, la política oficial ha tomado el hábito de la Alta Costura: cambia de ropa con el cambio de estación. La izquierda actúa en política en base a una caracterización histórica y a una estrategia. Un presidente afroamericano no modifica, por su color de piel o por su discurso pausado, el carácter del estado norteamericano - basta preguntarles a los afroamericanos -, del mismo modo que la gestión de CFK no mejoró, al revés, la situación de la mujer. Si Obama no fungiera como representante del capital financiero y como agente de viaje del imperialismo - ya habría sido sometido a un “impeachment”.
El editorialista de La Nación no lee a los columnistas de la sección económica del diario: Obama vino de apuro a otorgar un respaldo político al mayor desfalco de la historia financiera de Argentina y a la mayor violación del derecho comercial internacional. Vino a dar el respaldo político al gobierno que realiza ese desfalco y a presionar para que mantenga ese apoyo al arco político ‘opositor’. El endeudamiento desenfrenado iniciado por el macrismo es sólo el preludio del próximo ‘defol’: financiar déficit fiscal con deuda internacional es una receta segura para la quiebra. Esto ocurre cuando se desarrolla un fuerte retroceso del comercio internacional, así como una fuerte presión proteccionista (acero). La firmeza política que ha demostrado la izquierda en este episodio, así como la que ha demostrado frente al conjunto de la situación política, y las decenas de miles que fueron a Plaza de Mayo, anuncian la emergencia de una alternativa socialista para nuestro país y América Latina.
Jorge Altamira

viernes, 18 de diciembre de 2015

Una nueva bicicleta financiera


El tipo de cambio establecido después del levantamiento parcial del ‘cepo’, $14, acompañado por una suba extraordinaria de la tasa de interés, entre el 38 y 40%, representa una nueva bicicleta financiera. Otorga un nuevo beneficio excepcional al capital bancario y a los monopolios exportadores, principalmente. La devaluación del peso funciona como un nuevo seguro de cambio, luego de la defraudación operada por la gestión de Vanoli, que desatara oportunamente una nueva especulación contra la moneda nacional. En estas condiciones, la estabilidad del nuevo tipo de cambio que celebran los sectores interesados, es completamente ficticia. Se ha producido un Rodrigazo reprimido.
 
La devaluación del peso ‘premia’ a los acaparadores de la cosecha de soja 2015 - acopiadores, exportadores y fideicomisos agrarios. Lo mismo ocurre con los bancos y cerealeras que apostaron a la devaluación en los mercados de futuros y que ahora recibirán la posibilidad de invertir las decenas de miles de millones de pesos que recibirán del Banco Central a la tasa del 40% de interés en el mercado bancario. El supuesto beneficio que se adjudica a la devaluación para las economías regionales, quedará sepultado por el colosal aumento del costo de financiación. En el caso de estas economías, tanto el gobierno K como el actual han impulsado un ahogo financiero al servicio de la concentración de capitales. Esto es muy claro en el caso de la vitivinicultura en Cuyo y el noroeste.
 
Luego de la andanada de decretos que ha caracterizado a la inauguración de la nueva administración, el ‘combo’ de la devaluación y las tasas impuestas por el gobierno, desnuda la falacia del oficialismo acerca de la independencia del Banco Central. El manejo de la moneda se hace con la misma arbitrariedad que las designaciones de jueces para la Corte Suprema - en el caso de la devaluación, conspirando con la banca.
 
La nueva tasa de interés representa una bancarrota segura, en especial para los deudores personales a tasas variables, incluidas las tarjetas de crédito. Exigimos una ley de orden público, que prohíba embargos de deudores personales asalariados.
 
El crédito que habría obtenido el gobierno con destino del Banco Central, unos u$s 6 mil millones, por parte de bancos extranjeros, representa un fuerte aumento de la deuda pública externa a una tasa elevada, 8% en moneda extranjera, pues es asumida por el Tesoro Nacional. Representa una carga adicional para los contribuyentes, que no cuenta con el aval del Congreso, como sí lo determina la Constitución Nacional. Los términos del acuerdo con el JP Morgan, el Santander y el Deustche no han sido informados a la opinión pública, cuando se sospecha que puedan haber obtenido una posición de privilegio para emisiones de deuda posteriores.
 
Mientras se gobierna por decreto con el pretexto del receso parlamentario, el tratamiento del impuesto al salario espera la inauguración de las sesiones legislativas. Dos pesos, dos medidas. Al mismo tiempo el gobierno se opone a la concesión de un refuerzo salarial y previsional de fin de año, así como en las asignaciones por hijo. El propósito del ‘sinceramiento de las variables’ es proceder a una confiscación del valor de la fuerza de trabajo.
        
La nueva tasa de interés eleva en forma extraordinaria el costo de financiamiento de los gastos del Estado nacional en su conjunto, y en esa medida compromete los gastos sociales e incluso la subsistencia de diversas provincias y numerosos municipios. El nuevo gobierno apela, como su antecesor, a la emisión monetaria del BCRA y al fondo de la Anses para cubrir un déficit superior a los $300 mil millones. La política que se ha puesto en marcha amenaza aun más la capacidad operativa de la Anses.
 
También agrava considerablemente la bancarrota del Banco Central, esto por el quebranto que producirá en la deuda con los bancos locales del orden de los $400 mil millones de pesos. Los créditos obtenidos de bancos extranjeros no modifican el nivel de las reservas internacionales netas. El crecimiento del déficit fiscal y el deterioro mayor del BCRA muestra la inconsistencia de las medidas que se han anunciado. Estamos apenas ante el primer paso de un gigantesco ‘ajuste’.
 
En aparente desvinculación de la devaluación, el ministro petrolero, Aranguren, también dicto su ley de emergencia para evadir las audiencias públicas que deben preceder a aumentos de tarifas. Mendoza, Santa Fe y Córdoba ya han anunciado aumentos del 40 por ciento. Las empresas, en cambio, seguirán gozando de tarifas preferenciales. El tarifazo, incluso en cuotas, es la manifestación reforzada del inicio del Rodrigazo. Las tarifas de los combustibles, por el contrario, seguirán un 50% por arriba del precio internacional.
 
El conjunto de estas medidas acentúa la recesión industrial, lo cual busca imponer un ‘disciplinamiento laboral’ por la llamada ‘vía del mercado’.
 
Todo esto ocurre con la complicidad de la burocracia de los sindicatos, que no ha planteado ninguna reivindicación inmediata, y del FpV, que ha salida a manifestar por la puja dentro del aparato del Estado, en especial la Procuración y el AFCSA.
        
Planteamos las siguientes reivindicaciones de emergencia:
  • Ajuste inmediato (mensual) de salarios, jubilaciones y prestaciones sociales de acuerdo a la inflación.
  • Doble aguinaldo
  • Un salario y jubilación mínimas igual al costo de la canasta familiar.
  • Prohibición de suspensiones y despidos.
  • Con relación al conjunto de la bancarrota económica:
  • Nacionalización de la banca y el comercio exterior.
  • Nacionalización de las monopolios de servicios.
  • Un impuesto resarcitorio para el Estado sobre los capitales beneficiarios de la devaluación
  • Cancelación de pago de la deuda externa de carácter financiero.      
        Jorge Altamira, 18/12/15

Devaluación, Gobierno y relaciones sociales

Un criterio que recorre los análisis que he presentado en anteriores notas es que las políticas de los Estados y gobiernos capitalistas están condicionadas, ineludiblemente, por las relaciones de producción subyacentes, y por la ley del valor trabajo (por ende, por las leyes de la generación, apropiación y acumulación de plusvalía). Esta reflexión viene a propósito de las últimas notas que publiqué sobre el gobierno de Cambiemos y la devaluación.

En ellas planteé, en primer lugar, que hay un hilo de continuidad entre la actual devaluación y el gobierno kirchnerista. No solo porque el kirchnerismo dejó preparado el escenario de la devaluación (véase aquípor ejemplo), sino también, y más fundamental, porque en los últimos 12 años no se alteró la estructura dependiente y atrasada del país. En segundo término, enfaticé que estamos ante una política que favorece al capital en general. O sea, no se trata solo de las grandes empresas, de la oligarquía criolla o de las multinacionales agroexportadoras y de la energía, como se afirma desde la oposición izquierdista, sino de una política condicionada por los intereses de toda la clase dominante; y exacerbada por la crisis de la balanza de pagos, el estancamiento y la recesión. Las tensiones y peleas por el botín de la plusvalía se desarrollarán al interior de esta unidad.
En este marco adquiere relevancia el planteo de la izquierda durante las elecciones –que he defendido-, a saber, que ganara Massa, Scioli o Macri, iban a hacer aproximadamente lo mismo. Podían alterarse matices y ritmos, pero no el contenido. Y cualquiera de ellos iba a devaluar. Esto se debe a que la devaluación no es, en esencia, un acto “libre”, esto es, contingente, que podría haber ocurrido, o no. Recordemos que el tipo de cambio está condicionado, en el sentido más estructural, por la productividad relativa de la economía; y en un segundo nivel, por las variables macroeconómicas, tales como la inflación, la cuenta corriente, y la tasa de crecimiento del producto (ver aquíaquíaquí). Así, dado un nivel de productividad relativa, las devaluaciones son una respuesta a las crisis externas, y tienen como objetivo restablecer las condiciones de la acumulación. Por eso, la devaluación no es “causa libre”, sino efecto determinado por la misma naturaleza capitalista de la crisis. Y cuando es “exitosa” es sinónimo de una redistribución regresiva del ingreso.
En vista de este análisis decimos también que las críticas más o menos habituales ponen en evidencia lo que podemos llamar “la ilusión de subjetividad del Estado”, o la “ilusión de agencia del Estado”, consustancial a la ideología del reformismo burgués izquierdista, y sus críticas al “neoliberalismo desalmado” (en este punto me inspiro en Hasana Sharp (2007) “The Force of Ideas in Spinoza”, Political Theory, vol. 35, pp. 732-755 y su análisis de Spinoza y el concepto de ideología en Althusser). Llamo ilusión estatista a la creencia de que el Estado, o el gobierno, pueden actuar libremente, como si fueran el centro y origen de las políticas y acciones que despliegan, y no estuvieran determinadas, en última instancia, por las leyes de la sociedad capitalista. Es la ideología del socialismo burgués y su prédica de que todo se arregla cambiando el gobierno “neoliberal” por otro “progresista y nacional”. De ahí que la ilusión estatista ponga el acento en el cambio de nombres.
Pero la realidad es que las opciones de los gobiernos capitalistas ante las variantes de política económica resultan de toda una serie de condiciones previas, de las cuales la voluntad es solo un determinante. En el fondo, la libertad que tiene el gobierno capitalista (sea “de derecha” o “de izquierda”) es la de actuar dentro de la racionalidad del capital. No existe “reino dentro del reino”, o sea, ningún gobierno capitalista es un reino al interior del reino del capital, aunque ese gobierno se pretenda independiente, y hasta “socialista”. Por eso, frente a la convocatoria –que circula entre el progresismo de izquierda- a un “frente nacional contra el neoliberalismo”, hay que oponer este argumento materialista. Nunca debería olvidarse que el Estado actúa bajo constricciones sistémicas, entre las cuales se encuentra, en un primer plano, garantizar las condiciones para la acumulación. Es lo que está detrás del “ajuste” en curso (en la secuela inmediata de devaluación, suba de precios, baja del salario real, recesión arrastrada por la caída del consumo popular, aumento del endeudamiento y/o del déficit fiscal) que, eventualmente, debería dar lugar a la recuperación de la inversión (no hay crisis capitalistas sin salida).
En definitiva, lo que está haciendo el gobierno de Cambiemos no se explica por las características psicológica de Macri, o de sus ministros (“son perversos”, como dicen algunos indignados); ni por sus conexiones con tal o cual grupo económico. Para decirlo una vez más: en estas circunstancias, un gobierno “burgués de izquierda” (al estilo PT de Brasil o Syriza de Grecia) haría más o menos lo mismo que lo que está haciendo hoy Macri (como lo demuestran los actuales gobiernos del PT o Syriza). Sería importante retener esta idea ante las luchas que se avecinan; es el primer paso para avanzar hacia una acción independiente de clase (que no excluye la más amplia unidad de acción). Una comprensión de las relaciones reales que están detrás de la devaluación redundará en el fortalecimiento político del trabajo frente al capital. El enfrentamiento no se reduce a Macri. Es un enfrentamiento de clase. En este respecto la crítica a la “ilusión estatista” adquiere toda su relevancia.
Rolando Astartita 

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Defendiendo al capital

En julio de este año, en un debate que organizó Pateando el tablero, TV La izquierda diario, cuando me preguntaron por las perspectivas de lo que podría traer el gobierno que asumiría en diciembre, respondí que, ganara quien ganara, el eje estaría puesto en crear las condiciones para la inversión (ver aquí). Luego, en las notas publicadas durante la campaña electoral, volví varias veces sobre la misma idea. En particular, cuando se llamó al ballotage, uno de los argumentos principales a favor del voto en blanco fue que tanto Scioli como Macri aplicarían, frente a la crisis, un programa económico de características más o menos similares.
De manera que estos primeros seis días que lleva Cambiemos en el gobierno no han traído sorpresas: la quita de retenciones para el campo y la industria, y la devaluación están en la lógica de lo planteado, y han despertado un comprensible entusiasmo entre los representantes del capital, de conjunto. Es cierto que se han cruzado algunas tensiones y disensiones –los nombramientos por decreto de los jueces de la Corte Suprema; también en torno a cuánto asume el Central por la pérdida ocasionada con el negociado de los futuros-; pero por ahora, lo que prima es el beneplácito y la unidad del establishment económico.
Esta unidad se ha manifestado en declaraciones que son significativas. Scioli, después de la reunión con Macri: “Si mi presencia contribuye a dar mayor solidez, voy a estar”. Massa: “No somos opositores, somos propositores, una fuerza constructiva. Vamos a apoyar cuanto haya que apoyar y vamos a oponernos con propuestas cuando estemos en desacuerdo”. A todo esto, Macri, después de la reunión con los gobernadores, dijo: “Todos [los gobernadores] ratificaron que entendían que en Argentina lo que hace falta es unir esfuerzos. Estamos todos entusiasmados por esta nueva etapa que comienza. Se planteó que tenemos que ser un equipo y trabajar juntos para todos los argentinos”. Y Urtubey, el gobernador de Salta, se deshizo en elogios al “nuevo clima”.
Digamos también que es lo acostumbrado: durante la campaña electoral se exageran las diferencias, aunque se sabe que, de fondo, las diferencias no son tales. Así, entre “el cambio justo” (Massa), “el cambio con continuidad” (Scioli) y el “cambiemos lo que hay que cambiar y conservemos lo que hay que conservar” (Macri), las diferencias pasaban por los matices. Para usar la terminología de moda, “cambio” fue el “significante vacío” (Laclau) que se llenó discursivamente de cualquier cosa en el momento del engaño y el disimulo, pero se concreta, una vez instalado el nuevo gobierno, en el ajuste en marcha y la unidad burguesa en torno al mismo. Por eso, los que votaron a Scioli pensando que apoyaban una alternativa frente al ajuste, ahora deberían digerir que su voto terminó siendo funcional al ajuste. Aunque no hay sorpresas desde un enfoque materialista, esto es, que pone el acento en las relaciones sociales subyacentes y las pulsiones que derivan de ellas. Como sucede siempre en las crisis capitalistas, todo pasa por desvalorizar al trabajo para valorizar al capital. Es la esencia de las devaluaciones y la suba de precios (ver aquí).
Por eso, ahora el peso de la clase dominante está puesto en las paritarias. Lo dijo Macri en su tan elogiado discurso ante la Unión Industrial Argentina: “hay que bajar la conflictividad gremial, que es permanente”. O sea, los sindicatos tienen que “tragarse” la suba de precios. Tengamos presente que este año la inflación estaría entre el 28 o 30%, y todo indica que se aceleraría con la devaluación y la suba de las tarifas. En el mismo sentido, referentes de las cámaras empresarias (por caso, Mendiguren, del partido de Massa) dicen que las paritarias no deben tomar en cuenta la inflación  pasada, sino la esperada. El ministro de Trabajo agregó que los aumentos deben otorgarse “según productividad” (otro argumento clásico de los empresarios en tiempos de crisis y ajuste). En consecuencia, por todos lados se presiona para que se imponga, pacto social mediante, un techo a los incrementos salariales. Para esto se recurre a la amenaza de toda la vida: si no aceptan, habrá desocupación. “Tienen que cuidar el empleo”, les dijo Macri a los trabajadores. Es el mismo argumento-amenaza que esgrimía, hasta hace poco, Cristina Kirchner. Así, todo discurre según el necesario orden causal del orden capitalista. Por supuesto, nadie habla del trabajo precarizado, ni de los millones de subocupados, o de los que ni siquiera buscan trabajo porque están desanimados. La otra arma con que cuenta la clase dominante es, como siempre, la siempre presente burocracia sindical.
De todas maneras es indudable que, en un escenario de crisis, habrá tensiones entre las fracciones del capital. Por ejemplo, la eliminación de las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación pone toda la tensión en qué productos serán incluidos en las 1000 posiciones arancelarias de protección mediante licencias no automáticas, que se anunciaron desde el ministerio de la Producción. Asimismo habrá conflictos con las provincias, sumidas en un profundo déficit, por el reparto de la coparticipación. Por eso se acentúan los rasgos de “presidencialismo”, en detrimento del Congreso, y llueven los “decretos de necesidad y urgencia” (¿en qué quedan las denuncias al “autoritarismo” de los gobiernos kirchneristas?).
Pero por encima de estas tensiones, lo central a retener es que en estos momentos prevalece la unidad del capital contra el trabajo. Buscan que los mayores costos de la crisis los paguen los asalariados y los sectores populares. Por eso, está planteado un conflicto de clase. En esta situación, tal vez lo más importante, en el futuro inmediato, pase por la unidad en la acción, por puntos concretos en defensa de las posiciones del trabajo. Empezando por el rechazo de todo pacto social, o techo impuesto desde el Gobierno, a los aumentos salariales.
Rolando Astartita

martes, 17 de noviembre de 2015

“Se abren interrogantes sobre los verdaderos objetivos de esta barbarie”


Por 
Entrevista con Juan Carlos Capurro, vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), desde París.
“El ánimo de la calle después de los atentados y de la declaración del estado de excepción nos da la clave de la situación: a pesar de que en la práctica esa declaración es un estado de sitio, la gente no se retira de la calle; por el contrario, aunque ningún gran medio de prensa lo publicó, hubo una enorme manifestación convocada por la Liga Francesa de Derechos Humanos, adherida a la Federación Internacional, que llenó la Plaza de la República. Un grupo fascista que quiso intervenir con un cartel que pedía la expulsión de los islamistas, fue echado por los manifestantes”.
Juan Carlos Capurro, abogado argentino, vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, está en París desde horas antes de los atentados del viernes 13, precisamente por una reunión de la FIDH. Desde la capital francesa habla con El Otro.
“El estado de sitio –prosigue- tenía el propósito de hacer que la gente se quedara en su casa en momentos de gran conflictividad. Sin embargo, la población ha ocupado las calles. Grandes sectores se movilizan en rechazo a la islamofobia que se quiere instaurar a modo de amalgama social reaccionaria. Los bares están llenos y se pusieron mesas en la calle. Con eso la gente está diciendo ‘no permitiremos que el miedo nos acorrale’. Así debutó el estado de sitio del presidente Hollande”.
-Hollande pide extender por tres meses el estado de excepción.
-Así es. Se trata de una medida gravísima. En estos días están en conflicto los trabajadores de Air France y hay movilizaciones por eso. También están previstas manifestaciones por la Cumbre Climática, a la que vienen varios presidentes. Ahora las manifestaciones quedan prohibidas, mientras el gobierno procura imponer una unidad ficticia, que tape las luchas y las grandes diferencias políticas. Fueron suspendidos hasta los espectáculos públicos. Aun así, como te decía, se hizo una gran manifestación y la gente está en la calle y discute el problema en la vía pública, en vez de quedarse en casa. Es toda una respuesta a la barbarie por parte de la juventud y de sectores populares.
-¿Tuvieron un blanco específico los ataques del 13?
-Claro que sí. Fue un ataque fascista que tuvo por blanco a sectores de la juventud progresista y a la izquierda política. Atacaron barrios donde se concentran jóvenes de izquierda, promotores de la tolerancia y la apertura contra cualquier xenofobia. Ahí, en los barrios X y XI, hay cafés y restaurantes que son centros de reunión de esas franjas juveniles y políticas. A 200 metros del teatro Bataclán está Charlie Hebdo. No quisieron atacar a turistas ni a centros de poder, sino a gente que muy mayoritariamente se opone, por ejemplo, a que Francia bombardee Oriente Medio. Todo eso abre interrogantes muy serios sobre los verdaderos objetivos de esta barbarie. Por otra parte, un ataque así excede largamente la capacidad de un grupo marginal, esto tiene una planificación y una logística compleja, además de una financiación importante.
-Vos sos, además, productor de la película “La ballena va llena”, sobre el problema de la inmigración en Europa, y en estos días se estrena en París…
-Así es. Ahora esa película tendrá su estreno parisino en este contexto tan especial; es decir, en el contexto del cual la película misma forma parte.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Revolución rusa: la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos




La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, anunció Marx en el Manifiesto Comunista. Los grandes saltos históricos se produjeron cuando las clases intervinieron como tales. En la Antigüedad, las rebeliones de esclavos; en el Medioevo, los levantamientos campesinos; la burguesía, en las grandes revoluciones del siglo XVIII; y en el Capitalismo, la clase obrera. La Revolución rusa mostró al mundo que, cuando los trabajadores actuaron como clase, poniendo en pie organismos como los soviets y con un partido dirigiendo a su vanguardia, incluso estableciendo alianza con otras clases sociales, protagonizaron el episodio más importante de la historia humana.

En las últimas décadas, con el triunfo del neoliberalismo, la burguesía impuso una ideología en dónde el progreso se logra por la vía del esfuerzo individual, a través del ascenso social que pueda hacer cada uno. Los denominados gobiernos posneoliberales, más allá de los discursos, no han cambiado sustancialmente esa ideología. Pero esto no siempre fue así y no es algo eterno, así lo demuestran las revoluciones a lo largo de la historia. La Revolución rusa evidenció que, cuando los trabajadores intervinieron como clase, poniendo en pie sus propios organismos, se obtuvieron avances inéditos, en la vida material y cultural del conjunto del pueblo, imposible de lograrse en algún país capitalista por la vía del esfuerzo individual.

1917: El año que cambió la historia de la clase obrera

Tres años habían pasado desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial, que había creado sufrimientos superiores a los habituales y, también, las condiciones para la revolución. Un proceso de huelgas y manifestaciones se agudizó producto del desgaste por la guerra. La insurrección comenzó el 23 de febrero del calendario ruso (8 de marzo), en el día Internacional de la Mujer, las obreras de distintas fábricas de Petrogrado se declararon en huelga al grito de “¡abajo la autocracia!” y “¡abajo la guerra!” y fueron seguidas por los obreros del barrio de Viborg, dirigidos mayoritariamente por los bolcheviques. Días después, el zar Nicolás II renunció al trono del Imperio Ruso. A doce años de la primera revolución, en 1905, en ese país renació el Soviet de Petrogrado, un organismo compuesto por delegados obreros y soldados (en su mayoría campesinos armados por la guerra), y la huelga se generalizó a todas las fábricas. La revolución se expandió a Moscú y al resto de Rusia.
En este primer momento de la revolución, los soviets estaban en manos de dos partidos que buscaban conciliar con la burguesía, los socialistas revolucionarios y los mencheviques. Ambos consideraban que la revolución era burguesa por las tareas que tenía que llevar adelante. Los bolcheviques eran una pequeña minoría. Trosky explica que la Revolución de Febrero presentó una paradoja, porque las masas (obreros, militantes bolcheviques y soldados) habían protagonizado la insurrección sin que ningún partido la preparara. El poder lo tenían los soviets, pero estos al estar dirigidos por partidos conciliadores, le entregaron el poder a la burguesía. Así, surgieron dos instituciones de características muy distintas: el Gobierno Provisional, el órgano político de la burguesía y los terratenientes, y los soviets, órganos de gobierno de obreros, campesinos y soldados. En Rusia entonces, se daba una situación de “doble poder”, dos poderes irreconciliables, como los intereses de las clases a las que representaban.
Los socialrevolucionarios y mencheviques, que dirigían los soviets, tenían la estrategia de subordinarlos al poder burgués buscando una alianza con la burguesía liberal. Había pasado un mes y medio de la revolución y la guerra continuaba, a pesar de la exigencia de “paz” de las masas. Entre los dirigentes del Partido Bolchevique que estaban en Rusia, Stalin (1) y Kamenev (2), primaba el desconcierto e impusieron una línea de apoyo crítico al Gobierno Provisional. Sus dirigentes más experimentados se encontraban en el exilio. Recién el 3 de abril, Lenin pudo volver a Petrogrado y cambiar la estrategia del partido: había que enfrentar al Gobierno Provisional y conquistar la mayoría de la clase obrera y los soviets. Si estos rompían con la burguesía, podían ser, no sólo organismos de autoorganización, sino “la única forma posible de gobierno revolucionario” y la base para construir un nuevo Estado. La situación de “doble poder” no podía mantenerse en el tiempo. O triunfaba la política de Lenin y los bolcheviques, de no depositar ninguna confianza en el gobierno provisional, o se liquidaba la revolución. Es así que, en el I Congreso de los Soviets, Lenin explica que: “los soviets son una institución que no existe en ninguno de los Estados burgueses parlamentarios de tipo corriente, ni puede coexistir con un gobierno burgués”.
Las masas, hartas de la guerra que el gobierno se negaba a terminar, en julio llevaron adelante en Petrogrado, multitudinarias manifestaciones armadas, que querían entregarle “todo el poder a los soviets”. Pero en las provincias no se daba la misma situación, ni entre los campesinos, ni entre los soldados en el frente. Había un peligro de que el alzamiento prematuro de Petrogrado fuese aplastado. Los bolcheviques, conscientes de esto, intentaron contener a las masas y propusieron una manifestación pacífica.
El gobierno hizo correr un rumor de que Lenin era un espía alemán; de esta forma ilegalizaron el Partido Bolchevique, detuvieron a Trotsky y a otros dirigentes y Lenin tuvo que pasar a la clandestinidad. La contrarrevolución ganó las calles y en agosto, el General Kornilov (3) quiso ir por más e intentó un golpe de Estado. El gobierno provisional, liderado por el socialrevolucionario Kerenski(4), para detenerlo, necesitaba la ayuda de los bolcheviques y de los obreros, por lo que tuvo que levantar las proscripciones y permitir su armamento.
Trotsky, en su texto Lecciones de Octubre, cita una carta de Lenin al Comité Central, en la que el dirigente del Partido Bolchevique es categórico en cuanto a mantener la independencia política aun en casos extremos como un golpe reaccionario: “Ni siquiera ahora debemos apoyar al gobierno de Kerensky. Sería faltar a los principios. ‘¿Acaso no hay que combatir a Kornilov?’, se nos objetará. Claro que sí; pero, entre combatir a Kornilov y apoyar a Kerensky, media una diferencia, existe un límite, y este límite lo franquean algunos bolcheviques, cayendo en el ‘conciliacionismo’, dejándose arrastrar por el torrente de los acontecimientos”. La posición de Lenin fue seguida por los bolcheviques, que dispuestos al combate, instauraron las Brigadas Rojas que pusieron en pie de guerra a Petrogrado y obligaron al gobierno a entregar más de 10 mil fusiles. Los ferroviarios frenaron los trenes de las tropas golpistas, y muchos de sus soldados se pasaron al bando de la revolución. Kornilov fue derrotado y la fama de los bolcheviques se extendió por toda Rusia, ganando rápidamente la mayoría en todos los soviets.
Mediaba septiembre y los soldados comenzaron a negarse a continuar la guerra, la alianza entre ellos y las guardias rojas de los soviets, se selló con el pedido de armamento generalizado para los obreros. Las condiciones estaban maduras para la toma del poder e iniciaron los preparativos a plena luz del día. El gobierno provisional, impotente, sólo podía especular cuál sería la fecha.
Entre la dirección de los bolcheviques había sectores que dudaban y se oponían a la insurrección (Zinoviev [5] y Kamenev). Lenin luchó contra estos y ganó a la mayoría del partido. En las primeras horas del 25 de octubre del calendario ruso (7 de noviembre) se puso en marcha el plan para la toma del poder. El Comité Miliar Revolucionario, dirigido por Trotsky, tomó los edificios estratégicos de la capital, las oficinas de correos y telégrafos y las principales vías de comunicación. La planificación fue tan impecable que encontró poca resistencia a su paso hacia el Palacio de Invierno, sede del Gobierno Provisional. La toma del poder se dio en la madrugada previa al comienzo del Segundo Congreso de los Soviets, actuando en su defensa, se disolvió el gobierno provisional y la clase obrera llegó a la cima, instaurando un gobierno de los trabajadores, continuador del legado de la gesta de La Comuna de París.

La “normalidad” capitalista no se puede mantener eternamente

Las revoluciones son los momentos en donde las masas intervienen en los acontecimientos históricos, a diferencia de los tiempos “normales”, en donde la historia corre a cargo de especialistas de oficio (monarcas, ministros, burócratas, parlamentarios y sus instituciones). La burguesía, que detenta el poder del Estado, busca que la clase obrera no intervenga como clase independiente. A través de distintos mecanismos, y llevados adelante por los partidos que le responden y todo tipo de funcionarios, burócratas, medios de comunicación, etc., imponen una ideología y, hasta en un sentido, una práctica en donde el mejoramiento de las condiciones de vida dependen del esfuerzo individual. Pero esto a la larga no es más que una ilusión. Porque el capitalismo necesita la concentración de trabajadores en fábricas y ciudades, no puede evitar las crisis económicas de forma recurrente y los ataques que se desprenden de ellas y que obligan a las grandes masas a actuar en conjunto como clase. En definitiva, los capitalistas generan sus propios sepultureros y las condiciones para la revolución. Como afirma Trotsky, en La Historia de la Revolución rusa: “en los momentos decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales y, con su intervención, crean un punto de partida para el nuevo régimen. Dejemos a los moralistas juzgar si esto está bien o mal. A nosotros nos basta con tomar los hechos tal como nos los brinda su desarrollo objetivo. La historia de las revoluciones es para nosotros, por encima de todo, la historia de la irrupción violenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos”.
En el proceso de la lucha de clases, los trabajadores crean órganos de autoorganización, como los soviets, que juegan un papel fundamental en las revoluciones. Pero, como se vio, estos pueden estar dirigidos por partidos conciliadores con los partidos de la burguesía y, por lo tanto, están sujetos a deformaciones. Es por eso que, en los momentos cruciales la dirección política se torna un factor decisivo.
El Capitalismo genera las condiciones para la revolución y, en ésta, muy probablemente las masas superan sus viejas instituciones y crea nuevas formas para organizarse, más democráticamente, territorialmente y, en un grado cada vez mayor, según el proceso revolucionario vaya avanzando. Pero no por esto el partido revolucionario se construirá de forma espontánea. Es una tarea que debe llevarse adelante en los tiempos “normales”. Depende enteramente de la vanguardia de la clase obrera y de todos los que abrazamos la causa del socialismo. Como afirma Trotsky, a diferencia de la burguesía, la clase trabajadora no puede tomar el poder de manera espontánea, sin un partido que dirija a la vanguardia en el proceso de la insurrección: “Una clase explotadora se encuentra capacitada para arrebatárselo a otra clase explotadora apoyándose en sus riquezas, en su “cultura”, en sus innumerables concomitancias con el viejo aparato estatal. Sin embargo, cuando se trata del proletariado, no hay nada capaz de reemplazar al partido”.

Emilio Salgado
@EmilioSalgadoQ
Jazmín Jimenez
@JazminesRoja

Notas:

1. Stalin Josef, miembro del Partido Bolchevique desde 1903 y de su Comité Central desde 1912. Fue nombrado Secretario General del Comité Central del Partido Comunista Ruso en 1922. Artífice de la degeneración burocrática del PC ruso y de la Internacional Comunista. Creador de la “teoría del Socialismo en un solo país”. Organizó los Juicios de Moscú en la década de 1930 que liquidaron a la mayoría de los líderes de la época de Lenin.
2. Kamenev Lev, antiguo bolchevique, miembro del Comité Central en 1917, año en que se opuso a las Tesis de Abril y a la Insurrección de octubre. Presidente del Soviet de Moscú en 1918. Luego de la muerte de Lenin forma la “Troica” con Stalin y Zinoviev contra Trotsky. En 1926 se une con Trotsky para conformar la Oposición Unificada, expulsado del Partido en diciembre de 1927 capituló y fue readmitido en 1928, en 1932 vuelve a ser expulsado y condenado a muerte y ejecutado en el primer Juicio de Moscú.
3. Kornilov Lavr, oficial de carrera, fue nombrado comandante en jefe por Kerensky en julio de 1917.
4. Kerensky Alexandre, socialrevolucionario ruso. Después de la Revolución rusa de 1917 fue jefe del gobierno provisional, desde julio hasta la Revolución de Octubre.
5. Zinoviev Grigori, dirigente bolchevique, presidió la Internacional Comunista desde 1919 hasta 1926. Luego de formar la troica con Stalin y Kamenev en 1924, realizó numerosas acusaciones contra Trotsky, luego se autocriticó y se unió a Trotsky en la Oposición Unificada. Aunque rompió con ella al poco tiempo fue condenado y fusilado en el primer Juicio de Moscú.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Hermética
Tu Eres Su Seguridad

Intro: Em C D G F#m Em Bm Am Riff #1

Em         C    D                     G F#m G F#m
Ajeno al tiempo, se que quisieras seguir.
Em                  C                        D               Em
Pero mil voces te ahogan para que formes la cola del seguro porvenir.
Em                 C    D                  G  F#m G F#m
Por eso te vi escapando, en las horas sin sol.
Em                C                          D                Em
De las miradas oscuras que aprobaron las torturas del fugado represor.

Am                  Bm         C
Son quienes no alcanzan la paz,
                 D
por sus viejos miedos,
Bm                C         D   Riff #1
y hoy esperan de vos seguridad.


Intro X2


Em                   C       D                   G F#m G F#m
Que no te demore el mundo no, poniéndote el antifaz.
Em               C                     D               Em
Y buscando acomodarte en medio del derrumbe de su decadencia.
Em                     C    D                    G F#m G F#m
Pues la enfermante histeria, que hay a su alrededor.
Em             C                     D                 Em
Tratará de agotarte para que formes parte de su digestión.

Am              Bm   C              D
Y en su falso amor,  padecen de pasión.
Bm               C             D   Riff #1
Antes de arrepentirse de su error.

Em            C             D   Em
Mata el miedo que guarda el animal.
Em              C               D     Em
limpia el cuerpo pues dentro de él estás.
Am              Bm C                  D
Si buscas libertad, ya no andés por fuera.
Bm             C           D            Riff #1 Em
Hombre de mil nombres nace ya, nace ya.